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SEPTIEMBRE 2018
Vivir en una residencia universitaria es una experiencia que la gente suele recordar el resto de su vida. Para la mayoría de estudiantes es la primera vez que van a vivir solos, alejados de su casa y su familia, algo que suele provocar una mezcla de nervios, miedo y alegría ante una situación de libertad absoluta. Conocer nueva gente, comenzar la universidad, aprender a sobrevivir por uno mismo…Son muchas cosas nuevas que se juntan en un breve espacio de tiempo, así que es normal sentirse un poco estresado. Sin embargo, con el paso del tiempo recordaréis vuestros años en la residencia como los mejores de vuestra vida. Con estos consejos aprovecharéis vuestra experiencia al máximo.
Hacer amigos en la residencia será lo que haga de tu tiempo en ella un recuerdo inolvidable. Tómate tu tiempo, no tienes porque lanzarte a hablar con todo el mundo desde el primer día, pero procura no encerrarte en tu habitación. Una buena manera de conocer gente es dejar la puerta entreabierta, pues en una residencia de estudiantes siempre está pasando algo en los pasillos. También puedes aprovechar para empezar a conocer a tus compañeros a la hora de las comidas, cuando todos os reuniréis en el comedor. Antes de que te des cuenta, ya estarás rodeado de unos cuantas personas con las que tengas confianza.
Tu habitación es el sitio donde vivirás durante el próximo año, y puede que también los siguientes si eliges permanecer varios cursos en la residencia. Por tanto, haz lo que sea para sentirte como en casa (siempre que no dañes nada del mobiliario o las paredes). Cuelga tus posters favoritos, llena la cama con tus peluches, coloca tus libros en las estanterías…decora el cuarto a tu gusto para que no eches tanto de menos tu hogar y te sientas cómodo.
La libertad es “uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos”, tal como decía Don Quijote, pero al mismo tiempo “todo poder conlleva una gran responsabilidad”, como se encargó de recordar el Tío Ben a Spiderman. Por eso, demasiada libertad a veces puede desembocar en que te levantes todos los días a las 12 de la mañana o que repitas tres veces en cada comida, obteniendo un aporte calórico con el que quizá tu madre no te reconozca cuando vuelvas al final de curso.
Tus nuevos compañeros vendrán de distintas lugares de España y puede que del extranjero, así que es muy probable que tengan costumbres y acentos que nunca hayas visto y escuchado. No te cierres en banda y tómate tiempo para conocerlos. Ya podrás más adelante rechazar lo que no te guste, pero por lo menos te habrá enriquecido culturalmente. Aprende a ser diplomático y lidiar con las diferencias.
Sin descuidar el estudio, apúntate a los planes que propongan tus compañeros de residencia. Sal a cenar, de fiesta, a hacer excursiones de fin de semana. Tu objetivo prioritario es aprobar los exámenes, pero dentro de 10 años no recordarás los momentos de soledad estudiando en tu habitación, sino aquellos de diversión que pasaste con tus amigos de la universidad.